Hugh Herr era un escalador prodigioso: a los ocho años había escalado la cara del Monte Temple, de 11.627 pies de altura, en las Rocosas canadienses, y a los 17 era reconocido como uno de los mejores escaladores de Estados Unidos.
En enero de 1982, mientras escalaba el monte Washington, Herr se vio sorprendido por una ventisca y pasó tres noches con temperaturas de -20 °F y sufrió graves congelaciones. Las dos piernas de Herr tuvieron que ser amputadas por debajo de las rodillas.
Tras meses de cirugías y rehabilitación, Herr hizo lo que los médicos le dijeron que era impensable: volver a escalar. Diseñó prótesis especializadas, que incluyen pies con gran rigidez en los dedos y con clavos de titanio para ayudar a ascender por paredes empinadas.
Ahora, Herr es profesor en el MIT Media Lab, donde se dedica a desarrollar sistemas robóticos que sirven para aumentar la capacidad física humana.
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